martes, 2 de junio de 2020

LOS VINOS DE LAS ISLAS CANARIAS- LANZAROTE

LANZAROTE


Lanzarote es la isla más oriental del archipiélago canario. Se sitúa entre las latitudes 28º14’ y 28º49’ N y las longitudes 7º13’ y 7º41’, a 1.000 km. Del suroeste de la Península Ibérica y, a 100 km., aproximadamente, al oeste de Marruecos.

El rasgo más relevante en la climatología de Lanzarote es su aridez. Ésta viene determinada por la escasa altitud y su orografía homogénea, cualidades que impiden que se alcance la cota de inversión del alisio, y por lo tanto, no se produce interceptación del mar de nubes ni la consecuente descarga de humedad como ocurre en la mayor parte de las Islas Canarias. Otros factores que determinan en menor medida la aridez de algunas zonas de la isla son la orientación y la cercanía geográfica al continente africano.

La práctica de cultivo de la vid se desarrolla en zonas en las que el suelo fue cubierto por una capa de lapilli de espesor importante.

Estas circunstancias se dieron en zonas cercanas a conos de emisión, especialmente las que tuvieron lugar entre los años 1730 y 1736. La forma de desarrollar el cultivo consiste en la apertura de un hoyo de unos 3 m. de diámetro por 2-2,5 m. de profundidad hasta llegar a la superficie del suelo enterrado, en el que se produce la plantación de la vid con sistemas radiculares profundos. Frecuentemente, el hoyo, va acompañado de una estructura de piedra que actúa de cortaviento que protege a la planta y conjuntamente al primero, componen un paisaje vitícola propio de Lanzarote que alcanza su máxima expresión en La Geria.

Esta forma de cultivo no permite el uso de maquinaria, por lo que las labores se desarrollan de forma manual, además imposibilita el empleo de densidades de plantación altas, con el escaso rendimiento que esto conlleva, obteniéndose producciones bajas pero de calidad.

Los vinos de la denominación de origen Lanzarote se caracterizan por tener un marcado sabor volcánicomineral perfectamente equilibrada con la acidez relativamente alta que presentan.

Existe gran diversidad de variedades viníferas con predominio de las variedades blancas, y dentro de éstas la Malvasía Volcánica es su mayor representante. Se trata de una variedad autóctona, mayoritaria en la denominación de origen Lanzarote, perfectamente adaptada a las condiciones edafo-climáticas de la isla y en la que el binomio acidez-sabor volcánicomineral viene a determinar por extensión la característica diferenciadora de estos vinos.

No cabe duda, en un clima subdesértico, como el de Lanzarote, agudizado por los abrasadores vientos saharianos y en una tierra de naturaleza volcánica, el fomento de la viticultura como un ser vivo requiere agudez, tesón y originalidad. De ahí que sean los viñedos más singulares de la geografía española, unos enterrados en hoyos en forma de embudos, para que las raíces encuentren tierra fértil, otros protegidos de los vientos por muros semicirculares de piedra volcánica. Todos, en cualquier caso acolchados por una capa de ceniza volcánica (picón o lapilli), para que retenga la humedad ambiente.

Esta forma de cultivo, hace viable la supervivencia de las vides en un suelo volcánico y ha permitido la presencia de una variedad autóctona, la Malvasía Volcánica y la adaptación de las variedades viníferas, que proporcionan vinos en los que el equilibrio volcánicomineral-acidez está perfectamente conseguido y constituye la característica diferenciadora del vino de Lanzarote.

 CLIMA

Se puede clasificar el clima de Lanzarote como desértico, según el índice de Lang, hiperádico, según el índice de Martonne y mediterráneo semiárido subtropical, según la clasificación de Papadakis.

La temperatura media de la zona geográfica es de 20º C, con variaciones térmicas entre los meses más fríos y los más cálidos, siendo la diferencia media de temperaturas entre enero y agosto de alrededor de 7º C.

El contraste térmico diurno en esta isla puede llegar hasta 17º C en el mismo día, siendo estas variaciones, entre el día y la noche, propias de regiones de naturaleza desértica.

La precipitación media anual es inferior a 150 mm. En cuanto a la variación estacional, cabe destacar, que el mes más lluvioso es diciembre, produciéndose la mayor parte de la precipitación anual entre los meses de noviembre y marzo, y siendo prácticamente nulas entre los meses de junio y agosto.

Debido a la escasez de barreras geográficas y a la influencia, tanto de los vientos alisios como de las brisas marinas, el viento es un factor característico de Lanzarote en particular, siendo además casi constante a lo largo de todo el año y, dando lugar a algunas de las prácticas agrícolas características de Lanzarote.

 La dirección del viento que predomina es la N-NE y su mayor concentración y velocidad se concentran durante los meses de verano, cuando los vientos alisios presentan su mayor intensidad, oscilando la velocidad media anual entre 5 y 7 m/s.

La humedad relativa como variable climática puede ser considerada relativamente alta, habiéndose registrado humedad relativa media anual de 69%, con importantes variaciones estaciónales, con valores máximos del 72% en los meses de medias más altas (diciembre y enero) y mínimos del 66% en los meses con medias más bajas (abril y mayo).

También son importantes las variaciones diarias, registrándose valores máximos superiores al 80% a primera hora de la mañana, y valores mínimos inferiores al 40% a mediodía, coincidiendo con las horas de máxima insolación.

La escasa nubosidad, característica generalizada a lo largo de todo el año, favorece el elevado número de horas de radiación solar, obteniéndose un valor medio de 7,8 h oras/día. Si bien es verdad que existen variaciones en cuanto al número de horas de insolación entre las distintas estaciones, dándose el valor máximo en verano (9,5 horas/día), valores intermedios en primavera y otoño (8 horas/día y 7 horas/día respectivamente) y mínimos en invierto (6 horas/día) (AEMET, 2010).

Las altas temperaturas, la influencia de los vientos y los altos valores de insolación determinan una tasa anual de evaporación media en tanque vaporimétrico de alrededor de 1.800 mm. Y cercanos a 960 mm. Utilizando el método Thornthwaite, siendo estas variaciones, entre el día y la noche, propias de regiones de naturaleza desértica.

ENTORNO

Lanzarote posee el paisaje más singular del archipiélago canario, modelado con la lava de numerosos volcanes, y con su aspecto lunar que en el Parque Nacional de Timanfaya alcanza matices espectaculares.

A pesar de la endémica escasez de las lluvias, de la vecindad de la calurosa África, la isla reúne condiciones para la viticultura, un milagro que se debe en partes iguales al trabajo incansable de los viticultores y a la benéfica acción de los vientos alisios que llevan la humedad del Atlántico sobre su atormentada geografía. Siendo la viticultura de Lanzarote uno de los ejemplos más patentes de esta lucha dramática del hombre y el medio.

El viticultor, después de librar una gran batalla con la lava en busca de la tierra vegetal, ha tenido que hacerlo también con la escasez de lluvias, ya que la pluviométrica media anual es de 150 mm., aunque la existencia de los vientos Alisios que condensan la humedad del océano sobre la porosa ceniza volcánica, que actúa a modo de una oscura esponja que retiene el rocío y se lo transmite a las parras durante el día. Una lentísima osmosis que permite que se produzcan sobre la ceniza volcánica excelentes frutos, algo que los conejeros han sabido utilizar sabiamente.

El agricultor ha confeccionado hoyos en forma de embudo en la capa de ceniza volcánica hasta llegar cerca de la tierra vegetal y allí en el fondo de éstos, que a veces tienen más de dos metros de profundidad, planta de 1 a 3 vides por hoyo, construyendo para la defensa de estos hoyos del viento constante, muros de piedra en forma semicircular y de 60 – 70 cm. de altura, cada uno de los cuales protegen la cepa de ser cubierta por la ceniza volcánica. En zonas donde la capa de Lapilli es menor (Tinajo, Masdache, Yé-Lajares) estos muros semicirculares se construyen para la protección de la cepa contra el viento.

En términos generales, el viticultor conejero, gracias a su labor constante y tenaz, ha sabido integrarse plenamente en el paisaje natural, respetando la dura y caótica naturaleza en escenarios fascinantes capaces de producir un imprevisible sustento.

Uno y otro sistema son de una gran originalidad y belleza, especialmente en la zona de la Geria, y gracias a ellos el paisaje de la isla está salpicado de viñedos que suman unas 2.000 ha. Y que producen, como no podía ser menos después de tanto derroche de trabajo e ingenio, excelentes vinos.

La zona de producción de esta Denominación de Origen se extiende por los municipios que constituyen la isla, distinguiéndose tres zonas vitícolas principales:

La Geria: Zona de viña situada entre los municipios de Yaiza y Tías. El enarenado es natural de hasta 5 metros de profundidad, fruto de las erupciones volcánicas.

Masdache: Es la zona más extensa y podemos diferenciar dos subzonas, la de Tinajo donde el sistema de cultivo es el de zanja perimetral y propiamente Masdache con extensos viñedos.

Ye-Lajares: Zona comprendida entre los municipios de Haría y Teguise. Es una zona de baja productividad dado el tipo de suelo de la zona. El marco de plantación es único en el mundo. Su cosecha es la más precoz, ya que se inicia la vendimia en el mes de julio. El mosto termina su fermentación cuando el Beujolais (el más temprano vino de Europa, según dicen) está todavía en la parra.

Las variedades con las que se elaboran los excelentes vinos que se producen en Lanzarote son: Malvasía, Listán Blanco, Moscatel, Diego, Burra Blanca, Breval, Pedro Ximénez, Listán Negra y Negramoll. La viña, predominantemente Malvasía, está perfectamente adaptada al medio y da una uva pequeña, de escaso rendimiento, pero de gran calidad por su equilibrio, sabor y perfume que luego traslada al vino. No debemos olvidar la variedad Diego, variedad de maduración tardía y que proporciona unos vinos muy aromáticos.


La mayor parte de la cosecha se destina a la elaboración de vinos blancos, ya sean secos, semisecos, semidulces, dulce, vinos de licor, crianzas y espumosos, aunque también haya que destacar no sólo los rosados, sino también sus tintos de gran calidad. Los blancos jóvenes son vinos de color amarillo pajizo, muy aromáticos, destacando la personalidad que les confiere la “Malvasía”. Agradable en boca, equilibrados y con un final seco almendrado.

Los rosados son vinos de color Rosa – Grosella, frescos, afrutado y persistentes. Los tintos son, en general, vinos de mediana capa, cálidos y de buena estructura. Los vinos de licor elaborados a partir de la variedad Moscatel son muy generosos, aromáticos y de excelente calidad como vinos de postre o aperitivo.

El rendimiento por hectárea constituye todo un récord negativo; oscila entre los 1.000 y 1.500 kg. la producción de la isla está sometida a los antojos climáticos, oscilando la producción entre el millón y los tres millones de kilos.

SUELO


Las plantaciones se encuentran en enarenado, bien en hoyos o en zanjas, las cuales pueden estar perimetrales o a lo largo de toda la finca.

Las pendientes no son muy elevadas, en altitudes comprendidas entre los 200 y 500 metros, sobre el nivel del mar pues la mayor altura de la isla son 670 mts.

Los suelos son bien diferenciados e incluso suelos rojos profundos sobre formaciones basálticas antiguas. Estos suelos aparecen como suelos fósiles al haber sido cubiertos por erupciones volcánicas más recientes o por depósitos coluviales.

Presentan colores rojizos, textura franco-limo-arcillosa, contenido medio de materia orgánica lo cual asegura un suministro de Nitrógeno adecuado a las exigencias de la vid, los contenidos de macronutrientes principales (N,P,K) son óptimos y presencia de carbonatos libres que hacen un PH básico.

Atendiendo a la clasificación propuesta por la Soil Taxonomy, la isla de Lanzarote cuenta con cuatro clases de suelo:

1)   Aridisoles

2)  Entisoles

3)  Andisoles

4)  Vertisoles

Estos suelos se caracterizan por los siguientes aspectos comunes:

Un bajo contenido en materia orgánica

Una débil actividad biológica

Reacción alcalina

Texturas superficiales de tendencia arenosa

Acumulación de carbonatos y sulfatos

Modificaciones de la superficie del suelo

(Como la presencia de pavimento desértico, costras de sellado, etc.)

Los suelos en los que se asientan los viñedos son suelos volcánicos, bien diferenciados e incluso rojos profundos sobre formaciones basálticas antiguas. Aparecen como suelos fósiles al haber sido cubiertos por erupciones volcánicas más recientes o por depósitos diluviales. La capa lapilli o “picón” cubre el suelo vegetal de la viña facilitando la rápida filtración de la lluvia, evitando la evaporación de la tierra vegetal y manteniendo constante la temperatura del suelo (efecto termorregulador).

La superficie de la mayor parte de los viñedos está cubierta de ceniza negra volcánica que impide el crecimiento de otra vegetación, pero que posee excelentes propiedades de retención del agua procedente del rocío. Esto significa que las vides plantadas aquí prosperan debidas, también, a que bajo la ceniza, el suelo es fértil, formado por arcilla o arena sobre un lecho de roca caliza.

CULTIVO


DENSIDAD Y MARCO DE PLANTACIÓN APROXIMADOS

En la zona Norte el marco de plantación oscila entre 1,5 y 2 m. Entre cada cepa.

En la zona de Tinajo, aproximadamente unos 1,5 m.

En la Geria el marco de plantación llega incluso, hasta los 4m.

 Esta diferencia en los marcos de plantación es debido al sistema de cultivo que se utiliza.

En la zona de la Geria se usa el sistema de hoyos, debido al espesor de la capa de lapilli o picón, que en algunas zonas llega incluso a los 3 metros de altura. Es por ello, que la densidad de plantación es menor que en el resto de la isla.

En la zona de Tinajo y Haría se usa el sistema de zanjas, bien perimetrales o zanja en toda la parcela. La capa de lapilli en esta zona es menor, sobre todo en Haría, donde en algunas zonas es muy escaso. La principal zona en Haría es la de Yé – Lajares.

PRODUCCIÓN MÁXIMA AUTORIZADA

(En kg. por hectáreas): 7.000 kg. Por ha.

EDAD MEDIA

Oscila entre los 30 y 50 años como media general encontrándose cepas muy antiguas y también nuevas plantaciones de unos 5-6 años.

TIPO DE PODA

En rastra.

TIPO DE VENDIMIA


Tradicional, se realiza sin mecanización alguna, teniendo el mayor esmero posible, destinándose a la elaboración de los vinos protegidos, las partidas de uva sanas. La vendimia se efectúa en consonancia con la capacidad de absorción de las bodegas para evitar el deterioro de su calidad.



Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. 
No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.

Jorge Luis Borges

Datos obtenidos de la web : https://dolanzarote.com/https://www.losbermejos.com/
Nota: La información e imágenes obtenidas de la web en algunas entradas de este blog, son exclusivamente para la divulgación y fomento del vino sin fines lucrativos.

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